ÉRASE UN HOMBRE QUE NUNCA VENCÍA EN NADA. HASTA QUE TODO MEJORÓ UN POCO, MUY AL FINAL YA:
Máximo comenzó a actuar en la vida como todo el mundo: compitiendo. Pero Máximo no ganaba en nada en lo que participaba con entusiasmo: ni en peleas con otros críos; ni en juegos deportivos ni en ningún otro; ni en ser el más ocurrente y atrevido; ni en llevarse a la niña más guapa (ni a la más fea) del barrio, ni en ser de los más listos de la clase (siempre era de los últimos). En nada, nunca tenía éxito en nada. No se daba cuenta del todo porque no era muy espabilado…
4 NOVIEMBRE 2012
© 2012 pepe fuentes