9 NOVIEMBRE 2012

…A esa fotografía le dedicó un rollo Acros 100 de diez tomas, cambió el rollo, lo guardó y siguieron fotografiando dos horas más. Luego, Naty y él, se marcharon a comer. Pepe, que no conducía y se sentía inmensamente feliz (en ese momento sí era consciente), fue improvisando un discurso entrecortado, quizá por una sed insoportable y una sensación de calor asfixiante, o más bien por falta de recursos dialécticos. Recordaba especialmente la fotografía del prófugo a la que consideraba una inspiración y decía cosas como: -no hay nada comparable al hecho Creativo, al momento fulgurante de ver y hacer. O a practicar Sexo intensamente, es decir, salvajemente, con deseo incontenible. Quizá son los dos únicos momentos en que los humanos pueden aproximarse a la divinidad, al sentido máximo de la vida. Aunque tal vez vivir conscientemente los últimos segundos, instantes antes de que baje el telón de tu representación en el mundo, aun sin aplausos, también sea intensamente parecido; o tal vez superior, pero con menos gracia, sin duda-. Todo eso, y cosas parecidas, decía Pepe camino de un restaurante donde tomarían una cerveza helada y descansarían un rato a la sombra…