LA CONDICIÓN HUMANA, introducción: la serie que desarrollaré a partir de mañana y durante los tres próximos días la titulo «La condición humana». Las imágenes nos son tan bellas, sutiles, sugestivas e inquietantes como las varias que pintó Rene Magritte y que tituló así. Admiro profundamente a René Magritte, pero esta secuencia nada tiene que ver con él, a pesar de la coincidencia del título, sencillamente porque mis imágenes no se parecen a las suyas, geniales, sin duda. No, y no porque, yo no soy pintor, ni gran artista como él, ni surrealista, o más bien realista mágico, ni belga, ni sorprendente y paradójico, ni genial, ni innovador, ni misterioso, ni célebre, ni nada de nada. Ah, y porque seguramente él tenía más confianza en el alma humana que yo. Magritte opinaba que -el pensamiento se nutre de imágenes, o más exactamente, la imagen es lo que hace visible el pensamiento- Sí, seguro. Consecuentemente, mi pensamiento se revela, en este caso, con una gestualidad elemental, bruta, áspera, gruesa y lo que es peor, obvia. Pero, me trae absolutamente sin cuidado. He realizado esta serie inconteniblemente, sencillamente porque he deseado verla realizada. Para sobrevivir, los humanos dependemos de satisfacer nuestras necesidades fisiológicas primarias y todas las demás; de eludir nuestras insuficiencias espirituales con supercherías que adormezcan nuestros terrores y de una cierta información, pasión política o deportiva; también de una alta dosis diaria de entretenimiento que narcotice el lacerante dolor que provoca el paso del tiempo; y poco más, muy poco más…
27 NOVIEMBRE 2012
© 2012 pepe fuentes