…La tarde: cuatro y veinticinco. La comida estuvo bien, no cociné manjares: lombarda, cochifrito, mango de postre y café. Suficiente. Me sentí satisfecho. Por la tarde podría llover y me habría gustado ver el agua chocando y resbalando en el ventanal, medio sentado o tumbado en mi chaiselongue de escribir o leer, y oyendo entrecortadamente radio clásica. Volví a Comte-Sponville que seguía disertando sobre Arte…