7 FEBRERO 2013

DICCIONARIO IMPROVISADO E INNECESARIO
GÁRGOLA: No podría encontrar otra palabra sobre la que tuviera menos que decir. Todo el mundo sabe lo que es, incluso yo. Mis comienzos fotográficos, a finales de los setenta, eran sumamente interesantes, me parece. Luego, en el año ochenta y uno, sufrí un pernicioso y estúpido extravío que me confundió a lo largo de muchos años (donde digo pernicioso extravío puede leerse también clamorosa necedad). Sigo: en ese año me embarqué en un bobo e inútil proyecto que tenía mucho que ver con el no menos estúpido sitio en el que nací y habito. Un grupo de amigos, personas inteligentes sin duda (no como yo), idearon constituir un grupo de comunicación audiovisual que se dedicaría a la difusión de la esencia y alma de la ciudad. Utilizaríamos diversos soportes audiovisuales. Como mis amigos eran cultos y artistas (no como yo), se encargaron de estructurar los muchos contenidos que ese grupo difundiría al mundo sobre nuestra también artística aunque algo sosa ciudad. Yo contribuí con una audiovisual titulada: De lo real a lo imaginario (título también muy artístico que sugería un contenido onírico y mistérico). La AV. me quedó, diría, sobrecogedora. Después de algunas actuaciones públicas que tuvieron una más que aceptable acogida a nivel local, muy local, todo acabó y aquel quimérico propósito se fue a la mierda. Naturalmente, el grupo se disolvió con más pena que gloria. Bien, pues la fotografía de hoy, es una de las ciento cincuenta, aproximadamente, todas de mi autoría, que utilicé para realizar la dichosa AV. Es una gárgola, por supuesto muy artística, de un edificio religioso de la ciudad. Y ahora Ambrose Bierce: «GÁRGOLA: Desagüe saliente en los tejados de las construcciones medievales, que generalmente conforman una grotesca caricatura de algún enemigo personal del arquitecto o dueño del edificio…»