10 FEBRERO 2013

DICCIONARIO IMPROVISADO E INNECESARIO
JUVENTUD: si la infancia fue la época más importante de mi vida (lo dije ayer), la juventud fue la más prescindible y ridícula. Todo lo posible lo convertí en imposible por una falta de inteligencia y lucidez verdaderamente abrumadora e insoportable. Me instalé en una permanente necesidad de enamoramientos y sólo vivía para eso. Permanentemente desconcentrado, desinformado y desorientado. Y así, haciendo acopio de toda la necedad que un ser humano es capaz de reunir en unos pocos años, es como cimenté todas las incompetencias y fracasos que han venido (y siguen viniendo) después. El otro día charlaba con un amigo de nuestras equivocaciones (ambos estamos en edad de hacer examen de conciencia) y él me decía que uno de los problemas que pudimos tener es que no tuvimos maestros que nos orientaran, que todo lo habíamos improvisado al buen tuntún y que, por si fuera poco, el ambiente nos había terminado de destrozar (ambos vivimos la juventud en una sociedad increíblemente sórdida). Sí, tal vez, pero no me parece una excusa creíble. Desde mi punto de vista, uno, y nada más uno, es el único responsable de sus grandezas y miserias y si sólo has sido capaz de crearte miserias y fracasos, pues te jodes y punto, es cosa tuya chaval. Y ahora Ambrose Bierce: «JUVENTUD: periodo de lo posible».