Una más sobre Arco, y será la última, lo prometo. Me gusta mucho encontrarme con cosas de Marina Abramovic (hasta han hecho una ópera sobre su apasionante y apasionada vida), simplemente porque sí. A pesar de la felicidad de los encuentros, tengo un problema con la «artisticidad» de esta mujer: aún no he conseguido conmoverme con nada de lo suyo y no sé por qué, ya que a mí las performances me gustan mucho, hasta yo las hago para lo mío. En este caso, la Abramovic se había fotografiado con una vela y aspecto deprimido, como casi siempre, en un formato muy alargado. No me fijé, pero seguramente las calaveras que aparecen en el primer plano de la fotografía eran suyas, tiene que ver con su inconfundible estilo melodramático y transcendente de la nada más absoluta.
18 MARZO 2013
© 2013 pepe fuentes