…Tengo diáfanamente claro que –no hacer– no es solución para mí; tampoco lo sería saltar a un plano más visible o público; ah, y por supuesto tampoco quedarme quieto, catatónico o en un estado de pre-muerte inconsciente, como la mayoría. Lo curioso de los que ya están en «capilla» es que no se enteran hasta que es demasiado tarde. –No, todavía no, por dios-, me digo obsesivamente. Pero claro, hacer, supone ahondar y encenagarme en el ridículo, me temo, porque uno se significa en la incompetencia. Es coherente, si uno no es nada ni nadie, vivir en el limbo o emboscado y esperar la muerte «callaíto» como decía mi amigo Masao. Pero, ¿cómo se hace eso? Probablemente como lo estoy haciendo ya, sin querer darme cuenta, como los que ya están inconscientemente en «capilla»…
9 ABRIL 2013

© 2012 pepe fuentes