19 ABRIL 2013

…Viernes, cinco de Abril. Nueve de la mañana. Vuelvo al momento de insomnio y recuerdo una de las cuestiones en las que pensaba, inmerso en una zozobra obsesiva e hipocondriaca, algo así como: la tecnología actual que sostiene las fotografías virtuales puede hacerlas desaparecer como consecuencia de un simple fallo incontrolable (un maldito virus, por ejemplo) o con un indeseable y accidental golpe de –intro- en un segundo. O, (mucho peor todavía, porque faltaria la grandeza del accidente), que los contenedores se queden tristemente anticuados, obsolescentes. Sin embargo, eliminar todo lo mío, puede llevar, como mínimo un día: apilarlo, rociarlo de gasolina, por ejemplo, y quemarlo. Cuestión de poco tiempo también, pero no tan poco como un dichoso –click– de ratón o un vertiginoso paso del tiempo tecnológico. Esa es una de las diferencias entre lo suyo y lo mío: el tiempo de manipulación operativa en la destrucción. Segundos frente a horas. Sobre ese fatídico y desgraciado momento, lo único que podrá redimirme o consolarme es pensar, con una media y rencorosa sonrisa, el trabajo que tendrá que soportar durante unas horas el ángel exterminador (pirómano de mierda, que se joda currando). Sólo eso…