…Me fui de allí frustrado por no haber conseguido llegar al cerro Cabeza del Conde, pero aliviado por haber logrado salir de la trampa para incautos turistas rurales o fotógrafos afanosos y desorientados. Antes de irme para no volver nunca, di un tranquilo paseo por las orillas de dos riachuelos que confluían allí mismo, debajo del puente desde donde hice esta fotografía. No supe cómo se llamaban ninguno de los dos.
17 MAYO 2013
© 2013 pepe fuentes