23 JUNIO 2013

ALGUNAS MÁS de «fotógrafo-narcisista» (y absurdo): érase un hombre que de niño buscaba y buscaba tesoros debajo de las piedras. Salía de su casa únicamente acompañado por su pequeña y vieja perra Cuca. Iba de piedra en piedra, se tumbaba encima, pegaba el oído y, a veces, sentía con toda su alma el rumor de caudalosos ríos de oro debajo. Se levantaba exaltado y se lo contaba a Cuca, que le miraba atónita e incrédula. Animado buscaba otra piedra, y luego otra, y otra, y en todas se tumbaba para oír mejor. Unas veces creía oír y otras no. La perra, cansada de tanta insensatez enajenada se desentendía y se tumbaba aburrida debajo de unas encinas. Después de mucho tiempo, el niño loco también se cansaba, se sentaba apoyado en una piedra y se dormía profundamente. Las culebras, que ya sabían de sus manías, serpenteaban cerca, indiferentes. Cuca se subía encima de la piedra a cuidar del niño paranoico. Cuando la madre notaba su ausencia, salía de la casa y oteaba el mar de piedras que se extendía frente a ella, y allí donde veía a Cuca sabía que el niño estaba debajo…