…A la derecha, según avanzaba el asustado «fotógrafo-narcisista«, se accedía a otro pasillo con habitaciones a ambos lados y otra, un poco más grande que las demás, al fondo. En esa, una perra muerta en un rincón, que el «fotógrafo-narcisista«, siempre dispuesto a celebrar las presencias inesperadas, decidió colocar en una de las paredes. Fotografió la perra, ya sólo huesos y piel reseca, quebradiza…
27 JUNIO 2013
© 2013 pepe fuentes