SU PELEA NO ES LA MÍA II: a partir de esa premisa, no siento la necesidad de mover un solo músculo para reivindicar nada que tenga que ver con la sexualidad, dado que son necesidades y derechos del ser humano tan incuestionables como respirar. La sexualidad se vive y se disfruta, ya está, sin más. Todo lo que atente contra esos derechos, que obviamente pasan por no atropellar a los de los demás, es severamente reprochable e ilegitimo moral y humanamente. Por eso, las pacíficas manifestaciones, me parecen tediosas y sin sentido, salvo que reúnan a una buena cantidad de gentes con ganas de fiesta y dispuestos a dar esquinazo a lo «correcto» y previsible. Si además hay un componente erótico festivo, el jaleo resultará genial, divertido, insuperable…
12 AGOSTO 2013
© 2013 pepe fuentes