…Este diario y toda mi actividad fotográfica a lo largo de muchos años ha tenido y tendrá una pretensión artística, pero un carácter y resultado privado, luego fallido, en toda su extensión, salvo para mantener mi anhelo de acción y crecimiento. Dice también Gomá Lanzón en uno de sus microensayos: «…como mostró Wittgenstein, no existen los lenguajes privados, tampoco es pensable una obra literaria privada. Crear es siempre un acto de comunicación». Cierto, me parece. Después de todos estos contundentes e irremediables argumentos, unidos a mis sospechas largamente masculladas, no tengo más remedio que asumir mi papel de Emilio Brentani, en Senectud. Ah, y lo de la gloria demorada o póstuma ni es justa ni tiene ningún sentido para el supuesto merecedor de ella. Es endiabladamente difícil establecer un precario equilibrio entre la acción y la desatención. Yo seguiré, no puedo hacer otra cosa, y pensaré, de vez en cuando, en lo que dijo Samuel Beckett, aunque quizá con otro sentido: «Reconocer que ser artista es fracasar como nadie se atreve a fracasar…El fracaso es el mundo del artista»
31 AGOSTO 2013
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