…A mí, a veces, los dioses de la fotografía me protegen y guían, como en la casa de Hueli, y por lo que sucedió nada más iniciar el regreso. Conduciendo, me adentré impulsivamente por un camino a todas luces equivocado, pero que seguí tercamente, aun sabiendo que no había salida. Unos metros antes de llegar al final, una casa semiderruida me hizo parar bruscamente. El ilógico impulso lo motivó que, en una de las habitaciones, había algo sorprendente: un supuesto artista «performativo» había dejado una obra para la nada (o tal vez para mí)…
23 SEPTIEMBRE 2013
© 2013 pepe fuentes