…Cuando estábamos terminando…oímos unas voces en el exterior de la cueva. Nos asustamos, sólo había un acceso por el que se oía hablar. En caso de que fueran los malos, no tendríamos salida. Naty, valientemente, se precipitó a la salida al encuentro de quien pudiera ser. Se dio de bruces con un hombre mayor. Ambos se sobresaltaron, sobre todo el que llegaba. No sabía que estábamos dentro con toda la impedimenta. Detrás del hombre venían seis o siete personas. Llegué detrás de Naty y como le vi tan resuelto le pregunté si era el dueño de todo aquello, a lo que me contestó que sí y me tendió la mano. Preguntó qué hacíamos allí. Le contesté que estábamos fotografiando, pero que ya nos íbamos. Él nos dijo que estaba enseñando la cueva a unos amigos. No mostró enfado por nuestra intromisión, es más, nos dijo que podíamos seguir el tiempo que quisiéramos. Al rato y después de explicar a sus invitados sus planes de rehabilitación de la cueva se despidió amablemente y nos dejó allí, graciosa y hospitalariamente. Después del susto se nos quitaron las ganas de seguir y nos fuimos.
13 OCTUBRE 2013
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