EL EXPLORADOR DE LA NADA, en cuatro momentos I: Entramos en la misteriosa e inexplicable sala de la cueva. Colocamos la cámara frente a una escalera que ascendía hacía un ventanuco que supusimos no prometía nada…y entonces llegó él, El Explorador, que se dirigió sigilosa y resueltamente a la escalera y comenzó a ascender lentamente…
«Creo en los signos secretos, en las llamadas que vienen de muy lejos, en las coincidencias fatales, porque nos relacionan con cosas invisibles a las que debemos hacer caso». Balthus.
5 NOVIEMBRE 2013
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