…Por algunas calles pasé varias veces, despacio, muy despacio, y de vez en cuando me paraba a fotografiar, leve y desganadamente. Las calles y plazas estaban vacías de gentes (claro, así como me iban a mirar). Un espíritu ancestral e inmóvil parecía flotar por encima de todo como manto protector. En pueblos desconocidos suelo buscar edificios singulares, torres y plazas para quedarme allí un rato, apostado, esperando que suceda algo, que nunca sucede, pero eso está bien porque la inmovilidad nunca me disgusta. Esta plaza, amplia e irregular, permaneció solitaria y silenciosa durante casi todo el tiempo que permanecí allí, intentado decidir cómo fotografiar a un cura de mármol…
18 DICIEMBRE 2013
© 2013 pepe fuentes