…Qué ganaría (yo) con ese atolondrado e inaudito gesto? Objetivamente nada, porque seguro que pasarían de mí como de la meditación transcendente, pero, al menos cerraría coherentemente mi paso por el hecho de fabricar imágenes innecesarias, dado que: -hacer algo que está destinado para la vista no se concluye nunca si no es visto, es una condición sin la cual el ciclo natural queda incompleto-. No es justo para mis criaturas, solo para ellas, porque para los demás da igual, sencillamente porque nadie ha deseado ni me ha pedido que haga nada. Aunque, bien mirado, también cabe una posible autosuficiente interpretación: negar la vida también se podría asimilar a la divinidad, a experimentar la máxima libertad, esa que iría más allá de cualquier miserable condicionante humano…
16 ENERO 2014
© 2012 pepe fuentes