Llegué al espacio diáfano del paseo, terminado en unos volúmenes de hormigón, muy de ahora, actuales y bien pensados, diseñados por Rafael Moneo (me interesan mucho las obras de este arquitecto-artista). El paseo, que yo haya visto, ha tenido tres formas diferentes. Quizá la que más me gustaba era la primera, de tierra, con bancos, árboles y un kiosco de bebidas y refrescos. No, no me estoy poniendo nostálgico, simplemente, me gustaba más. El de ahora también me agrada. Me parece obligado el que en una ciudad antigua se inserten obras actuales, para así, aunque solo sea por eso, transmita la sensación de que vive en su tiempo, siempre en el presente, para así honrar el pasado y dar señales de que aún no se ha muerto del todo (circunstancia harto dudosa en este caso).
13 FEBRERO 2014
© 2009 pepe fuentes