22 MARZO 2014

…A ver, qué más cosas…casi ninguna; ah sí, que no se me olvide, en cada edición de Arco mi principal expectativa es encontrarme con algo de la Abramovic (no puedo vivir sin ella, sin el impulso e influjo que sus obras ejercen en mi atribulado espíritu) y sí, después de mucho deambular por la feria, allí estaba, una gran fotografía en color de Ella, la gran artista: Marina Abramovic. La imagen mostraba a una mujer (debía ser ella) de espaldas, vulgarmente vestida (a veces se disfraza y eso es de agradecer), frente a un paisaje montañoso, agarrando un cordero con los brazos alzados, como si fuera una ofrenda, la «ofrenda del cordero»(con una túnica de oficiante de «algo» habría quedado más creíble). La composición era horrorosa, muy fea, como todo lo que hace esa buena mujer, pero no, no debo engañarme porque era una obra de la gran Marina Abramovic. Fastuosa ella, siempre. A partir de ese momento, del encuentro con el cordero de la Abramovic, no pudimos soportar más tanto Arte Contemporáneo. Había llegado el momento de irnos de Arco, Feria internacional de Arte Contemporáneo. Misión cumplida. Eso hicimos…