17 MAYO 2014

© 2014 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2014
Localizacion
Alarcón, (Cuenca)
Fecha de diario
2014-05-17
Referencia
6934

…Doce y media de la mañana: Alarcón. Una belleza de pueblo. También el entorno, con sinuosos y vertiginosos precipicios al río. Paisaje gris, reseco, pétreo. Torres próximas y lejanas. Unas pocas calles paralelas y longitudinales con construcciones sólidas y cuidadas, cinco iglesias y un castillo, ahora Parador de Turismo. Hasta aquí llego con la descripción de guía turística. Descargué la cámara: objetivo largo, película ni rápida ni lenta, solo animosa. No es fácil desentrañar una realidad sometida a tantas miradas que cada día se viste para ser vista. No hay resquicios por donde mirar. Vuelta de arriba abajo dos veces. Poca cosa. Recogí el coche y me acerqué a una plaza donde había una iglesia antigua de origen románico. Fotografié un poco. Tenía calor y sed. Entré en un bar asador a beber y comer algo. Nada más entrar, una mujer que no era joven pero que tenía esa actitud tan animosa y arreglada de las personas que aún no se han rendido, me dijo: -con esa cámara tan grande seguro que te salen unas fotos estupendas-.-No lo creas, lo único que tengo seguro con ella es el gran peso que llevo encima, que me cansa y me da sed- contesté. La camarera, próxima a la cincuentena, vestía informalmente de negro, maquillada, delgada, ceñida. Tuve la feliz impresión de que aún estaba en el mundo del deseo. Se mostraba embellecida. El problema de tantos feos y poco atractivos, no es que lo sean, que también, sino que han renunciado a gustar, se abandonan físicamente, y sus cuerpos resultan invisibles, feos, de ningún modo deseables. Todo lo contrario que la expresiva camarera. Su juventud debió ser esplendorosa, al menos a mí me lo habría parecido; o dicho de otro modo, era del tipo de mujeres que siempre me han gustado. Ahora, a estas alturas, las fuertes pulsiones del deseo se me han debilitado hasta casi la extinción. Noto que están en un imparable proceso de retirada. Solo en contadas ocasiones llego a miradas interesadas y menos aún a ardorosas combustiones. Maldita sea…

Pepe Fuentes ·