…Con la camarera establecí una fluida y agradable conversación, charlamos un buen rato sobre cosas diferentes, incluso de cómo vivir en un pueblo tan pequeño. Sonrientes y encantados con nuestra espontánea sintonía. Creo que nos caímos estupendamente y hasta nos gustamos un poco. Una de las cosas que me dijo fue -que privilegio salir por ahí, de turismo, cualquier día-. Sí, -dije- es exactamente eso, me siento encantado con mi gran suerte (mi respuesta no fue nada original, no me esforcé, pero es que tampoco pretendía seducirla). Tomé dos cervezas mientras hablábamos. No supe cómo se llamaba. Entraron algunos clientes en el bar, conocidos de la casa, y dejó de prestarme atención, lo que hizo que decidiera largarme con la música a otra parte. Al salir me dijo: -qué hagas buenas fotos-. Sí, la dije, pensando ya en otra cosa (sabía que no sería así). Seguí callejeando un poco más, aunque el calor apretaba. Fotografié en la puerta de otra iglesia. Vi otro bar cerca y decidí tomarme un bocadillo; de panceta, lo pedí; y más cerveza, cómo no (la camarera no me gustó ni mucho menos como la anterior). Mientras me lo tomaba en un patio anejo al bar, fotografié estos motivos decorativos tan curiosos…
18 MAYO 2014
© 2014 pepe fuentes