…Después de este largo preámbulo pasaré al trabajo de campo. Seis de Mayo: nada más levantarme (seis de la mañana) me acordé de mi madre que hoy habría cumplido ochenta y cinco años pero, desgraciadamente, falleció hace veinte. Creo que no estuve nunca a la altura de lo que se merecía. Nunca he estado a la altura de nada, o sí. No sé. De lo que hice hasta las diez menos cuarto, no me acuerdo, supongo que las habituales eventualidades domésticas sin importancia. Cogí el aparatoso equipo (maleta y trípode), me puse un sombrero (para disimular y para pasar por turista por si me encontraba a alguien medio conocido y así ayudarle a que me olvide de una puñetera vez) y me dirigí a la ciudad, la de siempre y la Contemporánea al mismo tiempo (como todas, claro). Para no perder la pista de la máxima Contemporaneidad, procuré investirme de un espíritu fresco, epidérmico y «Contemporáneo» (exprés), sensible a esas visiones, quiero decir…
7 JUNIO 2014
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