…Cuando realizaba la fotografía de hoy, que muestra la que realizaron decenas de fotógrafos hace unos meses, los de la AFT (asociación fotográfica toledana, así creo que se llaman) de la que también hablé hace unos meses, se acercó a mí un señor, mayor también, que se quedó mirando fijamente mi cámara grande sobre el trípode. Me dije, -este tipo me va a contar algo de lo suyo, seguro-, y sí, por supuesto que lo hizo, su historia era la siguiente: había tenido una cámara como la mía, pero en edición de alta peletería (revestida de piel de cocodrilo, como los bolsos), también otras de gama alta (Hasselblad y otras parecidas) y se había dedicado al mundo de la imagen, pero en versión grandes reportajes publicitarios y creativos (vallas, campañas y cosas así); ahora estaba retirado y se dedicaba al envejecimiento activo (eso lo digo yo) porque iba con un grupo que parecía del Imserso. Era gallego, lo parecía y además lo corroboró. Me ofreció opiniones sobre el modo de trabajar con este tipo de material y lamentaba no haber llegado a tiempo de trabajar con la tecnología punta actual: hacer toma con cámara e ir monotorizando en pantalla de ordenador, por ejemplo. Yo no le dije nada de nada. El fotógrafo jubilado (son compatibles ambas cosas? me pregunté) era un caso de «contemporaneidad dinámica». Cuando se cansó de hablar de su «libro» y de sus importantes logros en el mundo de la imagen, sin apenas fijarse en mí, por supuesto, se fue precipitadamente porque su grupo de envejecimiento activo se perdía por la esquina de una calle. Como no le vi dispuesto a escucharme no me tomé la molestia de contarle que yo estaba en lo mismo: también envejecía activamente, como él. Seguí a lo mío, a lo de la búsqueda de la «contemporaneidad», de la que esta fotografía que muestra otra que apenas se aprecia, la verdad, es modernidad en estado puro. Pues eso…
18 JUNIO 2014
© 2014 pepe fuentes