Mis MICROVIAJES de Mayo: El veintinueve a Huete, en la provincia de Cuenca. El plan era visitar el pueblo, fotografiar y luego recorrer las pedanías de alrededor. Llegué al pueblo a las nueve y media, más o menos, lo recorrí con las manos en los bolsillos y, salvo pararme en algunas fachadas interesantes arquitectónica y artísticamente, nada de nada. Ni siquiera sentí necesidad de sacar la cámara. Luego, a las pedanías, que son «pequeñas aldeas de apenas habitantes» según la información que manejaba pero en las que vi mucha gente. En una de ellas, Bonilla, vi un indicador que decía: «observatorio de estrellas» y me dije: -no me lo puedo perder-. Cinco kilómetros de camino y allí estaba, en pleno campo, solitario y modesto. Había un pequeño edificio en un promontorio, pero allí no llegué, se adivinaba cerrado. Junto al camino había cinco recintos de dos por cuatro metros, sin techo, naturalmente (era para observar las estrellas), de rasillones pintados de blanco y suelo de cemento. Recorrí los cinco corralitos en los que no había nada y me pregunté cómo se observarían las estrellas metido en ellos. No me lo explicaba y como para la noche aún quedaban doce horas, decidí largarme. No los fotografié aunque lo pensé (no eran materia fotografiable). Tampoco saqué la cámara en ninguna de las pedanías a las que llegué y apenas me detuve…
3 JULIO 2014
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