9 JULIO 2014

…»Es la nuestra una pura actividad sin fin, una enloquecida carrera hacia la nada». Enrique Vila Matas.  Luego, al interior de las casas. En la mía, hay colgada una secuencia de cuatro imágenes en cincuenta por sesenta, nada menos, donde yo, de negro (soy el protagonista, como en todas) represento un papel enigmático e incomprensible: me muevo en una angosta habitación, sin hacer Nada que tuviera algún sentido. A fin de cuentas: nada lo tiene. Por eso mis fotos son como son. Me costó encontrar la habitación que está dentro de una habitación de mi casa, necesitaba encontrarla porque suponía que alguna cosa más se me ocurriría. Di dos vueltas calle abajo y arriba (la única de este fantástico pueblo fantasmal). Por fin la encontré y comprendí la razón de mi desorientación: parte del tejado se había derrumbado dentro. Menos mal que fue después de que me fuera en dos mil doce. Cualquier día algún fatídico derrumbamiento me pillará dentro y entonces, «algo» de mis inacabables merodeos y búsquedas, tendrá sentido por la vía de la épica: murió buscando la Nada sin conseguir encontrarla…