7 AGOSTO 2014

© 2014 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2014
Localizacion
Madrid (España)
Fecha de diario
2014-08-07
Referencia
7120

…Para Schopenhauer también la sexualidad era la primera fuerza que dirigía la vida humana. Desde luego para mí también. Quizá haya sido la causa de toda mi gloria (poca), pero también de todos mis fracasos. Siempre me han desconcentrado los deseos. La sexualidad siempre ha estado presente en mí, obsesivamente, desde pequeñito, como una necesidad deseable pero huidiza, inalcanzable. Dice un tal Momeñe, del que hablaré dentro de unos días, fotógrafo insigne por cierto, lo siguiente: «La idea de realidad es absolutamente inasible por la fotografía. La fotografía lo máximo que puede conseguir es un puntito de la realidad. El noventa por ciento de la realidad es lo que no se ve, y la fotografía no tiene acceso a lo que no se ve». Menos mal que nos queda ese «puntito» Momeñe, porque si no estaríamos arreglados. Aunque, para superar nuestra fatal impotencia, siempre nos quedaría Oscar Wilde: «Ningún gran artista ve las cosas como son en realidad; si lo hiciera, dejaría de ser artista». Cuando los fotógrafos se ponen estupendos con esa eterna bestia negra tan suya: la realidad, se lían hasta el absurdo, pero a veces les queda muy bien. El caso es que a mí siempre me interesa lo infotografiable según Momeñe (el noventa por ciento, nada menos). De todas formas no entiendo bien lo que dice, será porque es un hombre muy inteligente y penetrante que va muy lejos en sus pensamientos sobre lo «suyo«. Por mi parte, que no soy nada inteligente, busco cosas que a veces están en la realidad aparente y a veces no, luego lo de los porcentajes se me escapa un poco, pero a fin de cuentas ¿a quién importa la dichosa realidad? A mí no desde luego. Me estoy desviando de la tarde del cinco de julio que es el asunto que me traigo entre manos: los gays en acción, la realidad que ellos aparentemente mostraban, la que buscaban que quizá no estuviera allí, y la que yo buscaba, que quizá tampoco. Yo solo me oriento en la sospecha. Luego todos en lo mismo…

Pepe Fuentes ·