…A estas alturas de viaje, que por cierto no sé por dónde vamos ahora, tendría que haber aparecido algo de sentido del humor porque a fin de cuentas ha sido un viaje sonriente, pero no, toda esta descabellada narración está impregnada de una seriedad muy polaca (los polacos nos parecieron gente adusta, pero correcta y educada). Lo cierto es que no tuvimos ocasión de hacernos una idea porque no hablamos de nada con ellos. Tampoco tuvimos ningún problema en el trato meramente funcional que fuimos necesitando. Ellos a sus cosas y nosotros a las nuestras. Como en la vida sensata: cada uno a lo suyo…
20 SEPTIEMBRE 2014
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