HISTORIAS DE UN HOMBRE SIN HISTORIA y IV:
Cada día, nos encontramos en la Nada, a veces nos miramos de soslayo y otras abierta e interrogadoramente, entendiéndonos siempre, me parece, porque ni ellos ni yo, esperamos nada, y cada uno seguimos a lo nuestro: ellos a comer incansablemente y a Nada más y yo yendo y viniendo, cada día, sin sentido ni propósito. Y a Nada más.
«Mi pensamiento es anterior a la eternidad pero no hay eternidad. He gastado mi juventud ante una tumba vacía, me he extenuado en preguntas que aún percuten en mí como un caballo que galopase tristemente en la memoria.
Aún giro dentro de mí mismo aunque sé que voy a caer
en el frío de mi propio corazón.
Así es la vejez: claridad sin descanso»
Antonio Gamoneda
27 OCTUBRE 2014
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