LA VUELTA AL «CUARTO OSCURO» II:… Sí, me gusta copiar algunas de mis fotografías, porque si no es como si no las hubiera hecho. Tengo que verlas y tocarlas para creérmelas completamente, aunque no todas; no podría, sería imposible hacerlo. Sin embargo, no soy un gran «copista», no llego a la excelencia en ese aspecto (ni en ninguno) pero sí, al menos, las copias que consigo obtener se ajustan a mis propósitos y hacen que me sienta complacido con ellas. Puedo firmarlas sin complejo ni culpa. Desde luego mi esfuerzo no llega al de Richard Avedon: «Conseguir una copia satisfactoria, que contenga todo lo que pretendía captar, muy a menudo es más difícil y comprometido que la sesión fotográfica en sí misma. Al hacer fotos, sé inmediatamente cuándo he logrado la imagen que realmente quiero. Pero sacar esa imagen de la cámara al exterior es otro asunto. Hago hasta sesenta copias de una misma fotografía, y haría un centenar si eso significara la más mínima mejora, si ayudara a visualizar lo que permanece invisible, a sacar a la superficie lo que se oculta en el interior». Aun pareciéndome admirable esa porfía por llegar a la excelencia, yo no la necesito por diversas razones: mis fotografías no contienen tantas recónditas esencias, y tampoco me acucian los imperiosos gritos del arte y, ni mucho menos, tengo que dar de comer a la voraz e insaciable fama. Forjar leyendas, como la suya, no se me pasa por la cabeza ni en mis más absurdos delirios. También hay algunas mínimas razones más, entre ellas, que no dispongo de tiempo ni recursos para ese inmenso dispendio. Veo que no termino de contar mi reentrada en el «cuarto oscuro». No importa, no hay prisa, continúo mañana. Antes dejo dicho que la fotografía de ayer, la de hoy, y las de los próximos días, son positivos que he realizado en mi primera semana de tarea…
4 DICIEMBRE 2014
© 1985 pepe fuentes