«Nuestra auténtica autobiografía, lo que alimenta nuestra identidad y nos mantiene vivos, es nuestro mito». Rafael Argullol
…Surgió, como no podía ser de otro modo, la complicada relación con el paso del tiempo, ahora que somos tan mayores, y, por supuesto, nuestras respectivas relaciones con el hecho de hacer y con lo que se supone que es hacer arte (en su caso) y lo que tan solo es entregarse a juegos recreativos de dudoso sentido e inteligencia (en el mío). Con Manuel es muy fácil y natural entrar en la sardónica dialéctica sobre la inutilidad del hecho artístico, y no es porque no creamos en el arte; no que va, sino más bien porque ambos cogimos un dorsal para participar en esa carrera y no hemos conseguido llegar a ninguna meta perdurable en la historia. Ah, y en ese mundo ni basta ni lo único importante es solo participar. Manuel lo hizo valientemente, con denuedo, ganas y talento y ha conseguido hacer muchas obras importantes, pero no le ha acompañado la suerte del mercado y además se le olvidó contratar a un eficaz y bien relacionado jefe de prensa. Pero él no tiene por qué afligirse, que no lo hace, por supuesto, porque como afirma Giorgio Agamben: «El genio es justo, pues, lo contrario del éxito». Mi caso no ha sido ese, a mí siempre me faltó inteligencia creativa pero no instinto y, sabiendo que sería un estrepitoso perdedor, ni siquiera me tomé la molestia de acercarme a la línea de salida. Devolví el dorsal. Ambos nos quedáremos, me temo, sin leyenda…
19 DICIEMBRE 2014
© 1982 pepe fuentes