…Entre confidencias del pasado y cuestiones de ahora mismo, pasamos las horas que permanecieron en casa. Poco antes de marcharse Tete me preguntó si no les iba a fotografiar, naturalmente me apresuré a hacerlo, complacido por su detalle y atención hacía mi deseo, que esta vez no me había atrevido a manifestar. Posaron tranquilos y concentrados. Yo procuré estar a la altura de su gesto y, sobre todo, de la importancia y calidad que tenían para mí como personas y amigos. Fue una sesión brevísima pero de la que me sentí muy satisfecho. Solo hice un rollo a cada uno. La sesión duró en torno a treinta minutos, no hizo falta más. En retratos fotográficos el tiempo es un valor absolutamente relativo: todo lo que no se consigue en horas puede suceder en un segundo. Todo depende de que el trance comunicativo y empático se produzca y, si esa afortunada conexión está presente, los hados fotográficos también aparecen; nunca fallan. Ambos me ofrecieron lo que tenían y a mí solo me quedó recogerlo con delicadeza y cuidado.Quedamos en que nos llamarían cuando tuviera terminado el retrato de Naty…
28 DICIEMBRE 2014
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