…Recibimos su invitación para comer y recoger el retrato. Acordamos que sería el sábado seis de Diciembre. Lo primero, ver la acuarela, y sí, cumplió sobradamente todas las expectativas que teníamos; porque el retrato que había hecho Manuel era soberbio. Técnicamente estaba magníficamente resuelto pero eso, tratándose de Manuel, lo dábamos por seguro. Había dotado a los tonos de una calidez efusiva e intensa. Pero lo esencial radicaba en el gesto y en la fuerza expresiva de la mirada que transmitía con abrumadora elocuencia el carácter y personalidad de Naty. A ambos nos encantó pero especialmente a Naty que estaba feliz y agradecida con su retrato. Después nos sentamos a charlar tranquilamente en torno a la mesa redonda, cerca de la chimenea. El retrato de Naty ya está colocado en casa, iluminado por una acariciadora luz del norte…
29 DICIEMBRE 2014
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