…No creo que sea un problema de educación formal o institucional. No, el mundo y sus experiencias y conocimientos y la sabiduría acumulada en siglos están ahí, cualquiera puede acercarse y cogerlo. Si se tiene el deseo, claro, porque si no la ciega ignorancia será la fatal consecuencia de la que nadie será responsable. Además, no encontrar el camino por intermediación de otros, bien mirado, resulta provechoso porque remite a la búsqueda incesante y eso entretiene mucho. Y hasta puede enriquecer, desde luego. Tal vez, buscando y buscando, de paso, se pueden encontrar y hacer cosas interesantes. En mi caso, nunca he tenido la sensación de estar en lo cierto, en lo conveniente, y tampoco en el camino que me llevara a algún sitio sensato y eso ha estado bien, muy bien. No quiero ni imaginar cómo habría sido mi vida si hubiera tenido las facultades y la determinación de ser «algo» concreto y provechoso; médico de «cabecera» por ejemplo. Vértigo me da esa posibilidad. Ahora, en vez de escribir esto tan absurdo pero tan mío, estaría recetando paracetamoles, o cualquier otra cosa peor: un consejo de «vida sana», sin ir más lejos. Espeluznante. O cura, sí cura, habría estado bien ser Cura porque a una cierta practicidad (les pagan por tener «fe» en lo invisible y contarlo) se unen las certezas, la ausencia de temores sobre el más allá, y hasta una cierta emoción sexual, según he oído. No sigo con esta reflexión porque me puede dar un ataque de risa convulsa o un infarto o una arcada seca, solo de pensarlo. Coño, ¡qué suerte tengo de no haber llegado a ninguna parte!
21 ENERO 2015
© 1980 pepe fuentes