DIGRESIÓN DOS (1): El mentiroso, Henry James. Alguien como yo que carece de base y que solo es muy aficionado o friki del asunto cultural, actúa de forma asistemática: una entretenida mezcla de placer y obsesión con unas gotitas de rigor, para así no perderse del todo en la estéril dispersión. Pues bien, esta improductiva manía, me ha llevado, después de El impostor, a seguir con el tema de la mentira (me interesa mucho este asunto) y he leído El mentiroso, de Henry James, que ha resultado una novela corta deliciosa y sutil, pero que me ha dejado algo insatisfecho porque lo que iba buscando eran trazos más gruesos y evidentes (lógico después de la grasienta y excesiva vida de Enric Marco). No obstante, esta pequeña obra tiene matices y diálogos sumamente interesantes: «-Se trataba de un tipo gracioso, pero que tenía un defecto terrible. ¿Un defecto terrible? -preguntó Lyon. -Es un mentiroso consumado.» Henry James. Sí, para mí la mentira es abominable pero tengo que reconocer que forma parte de la vida, del comportamiento humano, de todo lo humano e incluso animal. Yo mismo suelo mentir en mi obsesión por la verdad. Es inevitable porque todo es mentira, o quizá es que la verdad no existe. Otra cosa, quizá, son los cuentos o las mentiras inocuas, esas que no son importantes ni transcenderán como las de Capadose (el mentiroso de James), pero que se hacen sumamente molestas y equívocas. He conocido a muchas gentes así, que mentían compulsivamente, y siempre me han resultado molestísimas y he procurado apartarlas de mi vida. Hay otras mentiras casi indetectables, esas que parten de percepciones de la vida erróneas o maliciosas, que distorsionan o exageran con visos de autenticidad actitudes ante la vida y que dialécticamente son casi imposibles de desmontar. Por ejemplo, yo empezaba este escrito diciendo que soy un inculto; bien, eso es verdad porque ante la inabarcable cultura global, todo el mundo es inculto. Nadie podría decir lo contrario, luego mi afirmación es verdad pero tramposa al mismo tiempo; luego, de algún modo, miento. También suelo exhibir una postura vital negativa, pesimista; sencillamente porque me parece más consecuente dado que estamos condenados a muerte y el paraíso no existe, pero es una verdad a medias porque actúo así pretendiendo ser un poquito «artista». Pero miento porque sospecho que soy alguien bastante vital, aunque inútil. Otra mentira, no soy un incapacitado absoluto. Luego todo es mentira entonces…
3 FEBRERO 2015
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