MISCELÁNEA III:…Continué mi aproximación a Cristino y di con una interesante conferencia de Amador Vega, en la que compartía mesa con el propio Cristino. Vega disertó sobre mística y artes plásticas, especialmente contemporáneas: arte abstracto y especialmente Rothko y las vanguardias previas a él. Vega era de la opinión que la abstracción era la búsqueda contemporánea de lo sustancial, del misterio y de algún modo de lo divino, religioso o no. Sería la misma búsqueda de siempre pero alejándose de lo meramente figurativo. En realidad, y esto es idea propia, aunque lo divino ha encontrado en las religiones los soportes intelectuales para vehicular la idea de lo transcendente, las religiones, llevadas al terreno de lo concreto y una vez despojadas del misterio del arte, son intelectual e irremediablemente triviales, pura anécdota o narración idealizada que no va más allá del mito literario. ¡¡¡Qué simplista fragilidad intelectual comportan las dichosas observancias litúrgicas!!! Le preguntan a Cristino: ¿Cómo le sirve la mística para interpretar la realidad? «El tiempo es de una tremenda fugacidad. Por eso he vivido un poco apartado. Si el tiempo está hecho para buscar a Dios, para saber que la vida es fugaz, hay que buscar lo esencial. Esta no es una carrera de caballos para ver quién llega primero».Cristino de Vera. En la conferencia de la que vengo hablando, después de la excelente exposición de Vega, Cristino cerró el acto con diez minutos de mensaje emotivo sobre el sentido del silencio y la búsqueda de lo transcendente que, según él, solo puede radicar en la vivencia del misterio de la vida y que, en su caso, le llevó a ser artista, como no podía ser de otro modo. Esa búsqueda puede suponer el encuentro con Dios, un Dios que, según quiero entender, está más allá o más acá del fenómeno religioso (meramente artificial y prescindible) y que se puede percibir a través de la experiencia plástica. Por último, en la entrevista del periódico, le preguntan: Usted es como un personaje de Beckett (curiosamente se parecen físicamente). «Sí, claro, total. Busco a Dios: el hombre puede no saber que lleva esa chispa dentro. Hay hombres que han llegado a su culmen, como Hitler o Stalin, llevándose por delante un reguero de sufrimiento; pero hay gente tranquila y buena. Hay algo de absurdo, de inexplicable, en todo. Como en Beckett».
13 FEBRERO 2015
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