21 MARZO 2015

 …Y FUIMOS DE EXCURSIÓN, a madrid…
«…Muchacho no tires piedras,
muchacho no tires piedras,
que no es mío el melonar, tralará,
Tralarí, tralará»…
…Me está saliendo bien el relato de la visita a Arco, donde no paramos de cantar y bailotear; aunque soy consciente de que no cuento nada, por eso estoy haciéndolo bien, ya lo creo. Voy a continuar un rato más con mis atribuladas e improvisadas ocurrencias. La gran confusión, me parece, procede del origen mismo del asunto: nadie sabe con certeza lo que es Arte. Lo único cierto es que ahora, especialmente  en estos tiempos, es una convención del lenguaje. Bajo la intangibilidad del término cabe todo. Ya se sabe que la condición necesaria para que los humanos nos pongamos en marcha espiritualmente es que intuyamos una improbable existencia, ambigua e impalpable, entonces la aderezaremos con abundante fe y anhelantes sueños y así obtendremos la combinación perfecta: lo cierto y lo incierto, y ambos al mismo tiempo. Esas quimeras mueven el mundo (y el mercado y las modas). Pero, algo de engañosa verosimilitud tiene que haber: en religión, los milagros, y en arte, el dinero, por supuesto, porque si no el montaje no funciona. También los artistas, que tanto tienen que ganar y que ayudan mucho con sus osados e incontestables argumentos: Grayson Perry:«esto es arte porque yo soy artista y digo que lo es».
P.S.: por cierto, me pregunto con muchísima curiosidad, si el feliz comprador de esta obra (había muchos más abrigos, sombreros y zapatos de los que aparecen en la fotografía) estará obligado a llevarse a su casa tal ingente cantidad de ropa sucia y zapatos sudados o el galerista le liberará de la operación de limpieza dándole una foto y el recibo de compra. No creo que llegue a saberlo nunca.
«Tralarí, tralará»…