Quedan seis días para acabar el mes y ya estoy sin resuello. Las elecciones, al parecer, las han ganado los que ya se sabía. Todo seguirá igual, o no y todo irá a infinitamente peor. La capacidad humana para desarreglar las cosas es ilimitada. Y así vamos funcionando, a trompicones, subiendo y bajando; yendo y viniendo desde la grandeza a la miseria. A estas alturas de mi vida, cuando todo el mundo suele ser conservador, yo no sorprendo, también lo soy; pero no porque quiera conservar nada de nada, sino porque desconfío de que algo pueda mejorar. De los políticos solo espero que gestionen con pulcritud y eficacia y se dejen de utopias idiotas e ilogicas. Si todo sigue como está yo podré seguir haciendo lo que hago sin estúpidos, absurdos e inútiles sobresaltos. Ah, y porque también, a estas alturas de mi vida, el destino de la humanidad, de lo que se supone que es mi país, mi ciudad o mi barrio me importan una higa. No, jamás querría llegar a ser un viejo chocho que espere algo de nada y mire al mundo con ingenua necedad y bobalicona dulzura ¡¡¡y una mierda!!! Antes muerto que ser un carcamal idealista…qué deleznable y ridículo espectáculo ofrecería de mí mismo.
25 MAYO 2015
© 2015 pepe fuentes