7 JUNIO 2015

…El Mural de los Noventa, además, encierra secretos solo para mis ojos y mi historia, de los que nadie sabrá nada, porque pertenecen a mi patrimonio vital e intransferible intimidad. Cada una de las personas que están ahí me recuerdan hechos y sensaciones de nuestra historia compartida, breve o larga. No sabré nunca qué podrán recordar ellos de mí, si el seguro olvido se lo permite; pero yo sí les recordaré porque están ahí, visibles, con sus caras de cuando nos paramos un momento para mirarnos. Luego, nada de nada. Quizá no les gustaría estar pero, como no lo sabrán, será un hecho inexistente en su vida. El Mural de los Noventa contiene noventa posibles historias que podría escribir, pero no lo haré; no las escribiré porque ni me apetece ni serviría de nada, ni a ellos ni a mí. El Mural de los Noventa se desarrolla en tiempo mensurable y humano, en los límites de mis hechos, por lo es lo más parecido a la vida que se me ha ocurrido hacer. Me siento muy satisfecho por haberlo conseguido tal y como lo había concebido…