…No obstante, me gusta la procesión, simplemente porque fotografío, porque intento meterme en las entrañas de esas gentes con mi cámara. No sé si lo consigo, aunque a mí al menos me parece que sí. A pesar de la soberbia solidez que les otorgan sus suntuosos ropajes tradicionales y sus concentradas actitudes, ligeramente displicentes, no consiguen desprenderse de un gesto de vulnerable cansancio. Son actores de una ceremonia racionalmente imposible, sin sentido ni razón, pero que a ellos les sirve, supongo, porque claro, ahí están cada año, los mismos; reincidentes, pero sin arrepentimiento ni propósito de enmienda, me parece…
13 JULIO 2015
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