…A pesar de que la procesión es un espectáculo (para ellos, los de la fe) nadie aplaude a nada de lo que sucede, aunque creo que a la custodia (el receptáculo áureo de la transustanciación) sí. Ni a los curas, ni a las señoras de las organizaciones femeninas, ni a los niños de comunión, o a los caballeros y cofrades; tampoco a los políticos, ni a las fuerzas de orden público. El único colectivo que recibe una sentida y convincente ovación es una compañía del ejército que desfila cerrando la procesión. Cuando los procesionarios vuelven a la catedral y cae el telón hasta el año que viene mucha gente se acerca a la plaza principal a ver desfilar a los militares. Es el momento más emotivo y entretenido en el que todo el mundo aplaude a rabiar. A los de mi ciudad y también a los visitantes les gustan estas cosas…
29 JULIO 2015
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