…Por otro lado, esa bochornosa tarde no me pasó nada en especial. Un tipo me abordó para hacerme comentarios sobre mi vieja cámara grande. Como siempre, se trataba de uno de esos nostálgicos que en algún momento de su vida tuvieron cámaras parecidas, generalmente Hasselblad, pero que las han abandonado por la comodidad y menores costes de los soportes digitales. La decisión es de una lógica aplastante; sí, están en lo cierto, lo que pasa es que a mí no me ha pillado esa lógica, ni casi ninguna. Le dije al tipo que lo mío ya no tenía arreglo, que si los materiales antiguos desaparecían yo colgaría la cámara y que no era por resistencia a las nuevas tecnologías sino por convicciones filosóficas y me quedé tan fresco, después de semejante y enfático alarde. Claro, lo que hice a continuación fue retirarme un poco avergonzado de mi pedante prepotencia. Curiosamente, el tipo me dijo muy serio que lo entendía y siguió fotografiando con su magnífica cámara digital. Le observé unos instantes y sí, mostraba maneras de fotógrafo experimentado. Esa tarde lo mío era otra cosa muy distinta a la suya…pero es que yo, al menos pretendo ser otra cosa, aunque después de tantos años aún no sepa bien qué cosa podría ser esa…
23 AGOSTO 2015
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