BERLÍN (del cuatro al nueve de agosto de dos mil quince). Foto 4.
A los santos de la antigüedad, grandiosos e indiferentes como dioses, los habían colocado en las partes altas de los edificios. En posiciones de privilegio. Miraban hacia abajo, hacia los pobres seres que nunca alcanzaríamos su estatura, enredados en nuestras empobrecidas vidas y torpes anhelos. Estarán allí subidos a todas horas, todos los días, todos los siglos; hasta que vengan los bárbaros y los derriben (ya han empezado en algunos sitios del planeta, pero aquí, a Berlín, también llegarán algún día, seguro). Me fascinan esas omnipotentes figuras, recortadas contra el cielo, por inalcanzables y anónimas. Me da igual quienes hayan sido y lo que se supone que hayan hecho. Sus mundos y el mío no se encontraran nunca. Mientras, miro hacia arriba y pulso el disparador de mi vieja cámara pequeña…
4 SEPTIEMBRE 2015
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