CARTA A LUCÍA MAE (VIII): Hola Lucía, ya son ocho años los que cumples ¡Felicidades! Me resulta increíble tu vertiginoso crecimiento y tus fascinantes modos de avanzar en tu vida. El año pasado te decía que íbamos bien los dos. Éste, tú sí, al menos te he visto espléndida este verano y, por lo que voy sabiendo, también ahora lo estás, por supuesto. En mi caso, quizá también bien, pero no llego al grado superlativo del -muy bien-. Pero eso, ya es bastante bueno, dado que el invierno ya está cerca. Este año no tengo mucho que contar y tampoco quiero abrumarte con esa especie de «verdades» enmascaradas de supuesta «sabiduría» tan envejecida como yo. ¡Va, nada de eso! No sirve de nada, al menos lo que yo pueda decirte. Sabes, me parece sospechar que una de las pocas ventajas de los abuelos para estar cerca de vuestro mundo, el de los niños, es que tendemos a infantilizarnos. Así es más fácil compartir puntos de vista y momentos. En nuestro caso no tenemos muchas opciones de vivir esa experiencia; pero siempre nos quedará el verano. No sabemos lo que nos deparará el devenir y los años que iremos cumpliendo. Ya veremos. Me alegra mucho saber de tus progresos en el colegio, tu afición por los libros (sin ellos nunca hay progreso digno de consideración) y también tus avances deportivos. Todo lo que tiene que ver con tu vida está yendo muy bien y me alegra inmensamente. Bueno, ahora, lo importante es que has cumplido un año más y me estoy acordando mucho de ti. Te deseo que lo pases estupendamente, y mañana, y los meses sucesivos, y que cuando nos veamos el próximo verano deseemos darnos un beso y un gran abrazo, como hacemos todos los años. En verano, siempre en verano. Felicidades y un gran beso para ti.
23 OCTUBRE 2015
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