CAMBIOS: nuestros paseos diarios (Charlie Brown y yo) de desentumecimiento, últimamente los hemos formateado a modo fotográfico. Procuro (soy el encargado de marcar la ruta, Charlie se ocupa de otros menesteres) que cada día el itinerario sea diferente. Así nos resultan más entretenidos. Con la cámara colgada, en bicicleta y con Charlie corriendo de un lado para otro, avanzamos por caminos inéditos y siempre nos tropezamos con algo sorprendente. A veces surge fotografiar, a veces no. Quizá fotografiar solo consista en eso, en ir pasando por el visor todo aquello en lo que se encuentre un eco, un matiz, un detalle sin importancia, insignificancias, casi nada, pero que por alguna casi inexplicable razón nos interpela o nos dice algo. Naturalmente, ya no es hora ni cuestión de fotografiar la creación (tipo Sebastiao Salgado), o perseguir señas de identidad etnográficas (tipo Isabel M.), o encontrar la piedra filosofal del Arte Contemporáneo (tipo Abramovic), o perseguir un cierto realismo alternativo y urbano (tipo García Alix), o figuración mágica o poesía visual brossiana (tipo Chema Madoz), o una especie de metalenguaje con concepto (tipo Fontcuberta), y así muchos, muchos más; pero no, esos transcendentes propósitos no lo son de este diario. Aquí solo se habla de lo que nos pasa a Charlie Brown y a mí (el artista es Charlie, naturalmente, yo solo pedaleo, le llevo la cámara y pulso el disparador, aunque le estoy enseñando a que lo haga él).
14 ABRIL 2016
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