SEIS DE ABRIL (una autopista a ninguna parte). Deambulamos por las cimas de los cerros, sin prisa, y al coronar una de ellas, a lo lejos, divisamos el comienzo, o tal vez el final, de una autopista abandonada, a medio construir. Fantasmal y absurda. La mañana nos estaba deparando misteriosos e incomprensibles descubrimientos. Un viaje onírico por escenarios inconcebibles y asombrosos, extraños e inquietantes; rezumaban una sustancia visual, un precipitado surrealista de nuestras pequeñas tribulaciones y preocupaciones estéticas (del Chuchi y mías). Tres horas después de haber iniciado nuestra exploración decidimos volver, impresionados por nuestros azarosos e insólitos hallazgos. Volveremos, aunque ya nada será igual. Ninguna experiencia es superior a la primera, como en el amor y en todo lo demás que tenga que ver con la vida. Qué le vamos a hacer.
5 MAYO 2016
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