7 MAYO 2016

OCHO DE ABRIL (el pasado supura). Salimos de casa más temprano de lo habitual. El objetivo de la mañana era fotografiar el interior de la casa abandonada que habíamos descubierto azarosamente hacía dos días. Charlie Brown no sabía que le esperaba una mañana muy dura por su tozuda inconsciencia e imprudencia de acercarse peligrosamente a las carreteras. Tendría que permanecer atado mucho tiempo. No obstante, para no desanimarle, no le dije nada. En aquella casa semiderruida, una vez más el tiempo sangrando, supurando tristemente. No puedo sustraerme a las huellas del pasado cuando me tropiezo con ellas y, desde luego, siempre que sugieran un relato desconocido, aureolado por el misterio, por lo que ya no está y estuvo, por lo que pudo ser y nunca sabremos si fue. Las catedrales y los castillos y las ruinas y las ciudades monumentales y todos esos lugares tan atildados y desbordantes de historia y tiempo están en otra dimensión, menos literaria, menos palpitante. Ahora solo son historia. Monumentos a la grandeza, pero agotados ya por un constante y tedioso manoseo…