DIGRESIÓN DOS: Lantana (Australia, 2001). Director Ray Lawrence, Guión: Andrew Bovell. Intérpretes: Anthony LaPaglia, Geoffrey Rush, Barbara Hershey, Kerry Armstrong. Una muerte, un pretexto, una trama en modo de encaje complejo donde cuatro matrimonios se cruzan y todos ellos son mostrados con la crudeza de un foco directo a los ojos en una fría sala de interrogatorios. La narración avanza sinuosamente por las emociones y las simas afectivas de cada uno de los personajes, todos ellos atrapados en laberintos intrincados. Algunos más presentes que otros pero, incluso los que entran en el juego de forma secundaria, sostienen papeles clave. El puzle es preciso e incisivo sobre las contradicciones que encierra ese espejismo llamado amor y que todo el mundo se empeña en idealizar. La historia resulta inquietante y creíble en todo momento. No, no descubre nada nuevo, porque pone en evidencia lo sabido por todos: la vida en pareja desgasta la expectativa vital, afectiva, emocional y sexual de cada uno de los miembros. No hay solución mágica para ese hecho tan natural como ineludible. Eso que todo el mundo llama bobaliconamente amor solo es una convención del lenguaje emocional y social que, si no se llena de contenido real, solo es una jaula, una burbuja vacía que solo puede hacer profundamente infelices a los que entran en ese juego. No hay otro modo de vivir positiva y largamente en compañía de otra persona si no es incorporando y mezclando todo lo que interviene sustancialmente en la vida: pasiones, deseos, miedos, ambiciones y tantas cosas que nos constituyen como seres humanos vivos y de ahí construir un proyecto común donde prevalezca la lealtad, la solidaridad, la descarnada sinceridad… Lo demás es convención e infelicidad, sobre todo si entra por la puerta de atrás la mentira (que siempre permanece al acecho). Es así y nunca podrá ser de otro modo y quienes no lo reconozcan y lo practiquen empezaran a amortajar su vida en común. Pueden aguantar años, sin duda, e incluso hasta el final, pero será en formol. De todas esas contradicciones habla esta historia y lo hace admirablemente, en un suspiro: la narración salta de unas situaciones a otras con una coherencia y ritmo narrativo impecable que hace que el desarrollo sea de una ligereza y verdad narrativa insuperable. Por si fuera poco este despliegue de circunstancias vitales auténticas y descarnadamente creíbles hay una subtrama de suspense, de misterio, perfectamente desarrollada y resuelta.
2 AGOSTO 2016
© 2004 pepe fuentes