17 AGOSTO 2016

OTRO SÁBADO DE JULIO (Desfile del Orgullo Gay). Hay tres acontecimientos al año a los que asisto, necesariamente, sin excusas. A saber y cronológicamente: Arco, feria de arte, por lo de la potencial y contemporánea creatividad de los artistas y sus obras (o la búsqueda de lo supuestamente artístico); la procesión del Corpus Christi, en Toledo, por lo de la manifestación religiosa popular (o la búsqueda de expresiones muertas); el Desfile del Orgullo Gay, por lo de la expresión de la sexualidad (o la búsqueda de expresiones vivas). O, dicho de otro modo, porque me interesa el Arte (o la belleza), la Muerte (o la religión) y la Vida (o el sexo). Bien, en julio, con todo el calor del mundo golpeándonos la cabeza y el cuerpo, tocó el Orgullo de los Gays. A las seis de la tarde, Naty y yo, nos situamos en la glorieta de Atocha, con las cámaras, a fotografiar y dispuestos a pasarlo estupendamente. Estábamos contentos y eso era lo más importante. Si no consigues hacer algo interesante cuando la sonrisa adorna tu cara, cuando coño lo harás? Nunca, me temo. Una de las causas de mis fatales y continuados fracasos, me parece, es que apenas sonrío; menos mal que tengo a Naty a mí lado que me regala con la suya continuamente. Ella y su sonrisa me sostienen, protegen e inspiran…